El ángel prominente de los magharians y Jesús en la carta a los Efesios
Cuando estudiamos las figuras mediadoras en la literatura Hejalot (Metatron-el Joven- el Príncipe de la Presencia-el Príncipe de la Torá, etc) conviene estudiar algunas tradiciones que se relacionan con estas ideas. Es el caso de la secta judía de los Magharians (o hombres de la cueva) que podrían ser previos al judaísmo rabínico o al cristianismo, y cuyas fuentes conocemos a través de escritos musulmanes. Algunos estudiosos dicen que los magharians eran miembros de una secta medieval que se basaban en escritos de un grupo judío pre-cristiano escondidos en una cueva (Ernst Bammel); otros los definen como judíos gnósticos con un fuerte sentido ascético que florecieron en Egipto durante los primeros siglos de esta era y que estaban influenciados por ideas filónicas (Norman Golb); otros señalan que en sus inicios los magharians comenzaron como una secta judía con un fuerte sincretismo pagano, para terminar como un grupo gnóstico cristiano (H.A. Wolfson); otros apuntan a que las similitudes que los magharians tenían con los de Qumran (el mismo calendario cúltico y algunas ideas) son indicativas de un background similar (J.E. Fossum). El historiador Shahrastani escribe en el siglo XII sobre ellos en los siguientes términos: La secta de los Maqariba enseñó que Dios habló a los profetas- sea la paz sobre ellos- a través de un ángel que El había elegido y que había puesto sobre todas las criaturas como su Viceregente. Ellos dicen: “Toda descripción de Dios que leemos en la Torá y en los otros libros (de la Biblia) se refieren a este ángel, porque de otra forma no sería posible que el Altísimo sea descrito”. Ellos alegan: “Aquel que habló con Moisés fue este ángel (¡en otros textos se habla que fue Metatrón!), y el árbol mencionado en la Torá es también este ángel, porque Dios es demasiado excelso para hablar con los hombres”. Ellos dicen que todo lo que ocurre en la Torá acerca del deseo de ver a Dios se refiere a este ángel, y frases como… “El se sienta firmemente en su trono”; “El tiene la apariencia de Adán”; “El tiene el cabello rizado y negro sobre su cabeza”…ellos dicen: “Es natural [para Dios] enviar un mensajero desde su presencia y darle Su Nombre y decir: “Este es Mi mensajero, y su posición entre vosotros es Mi posición, y su palabra y mandato entre vosotros es Mi palabra y mandato, y su apariencia es Mi apariencia”. Y de esto se trata con este ángel. Se ha dicho que Arius, quien decía que el Mesías era Dios y el más perfecto en la creación, tomó su opinión de estas personas, quienes vivían ya hace 400 años antes que él y que eran hombres de ascetismo y mortificación (Abu’l Fath Muhammad ben ‘Abd al-Karīm ash-Shahrastānī, Kitāb al-Milal wa’l Nihal (1127), citado en Fossum, ‘Magharians’, 308).
Ahora bien, no sólo pensemos en las semejanzas entre este ángel y Metatrón (con todas sus variantes). También la primera reflexión Cristiana bebe de la misma fuente. Por ejemplo, la expression en Ef 1,17 encontramos las siguientes expresiones construidas en paralelo: el Padre de la Gloria con El Dios del Señor nuestro Jesucristo, lo que implica que Cristo, el Hijo, es idéntico a la gloria divina. La concepción de Cristo se asemeja a la “Imagen invisible de Dios”, idea que encontramos en muchas partes de las cartas paulinas y deutero-paulinas, en las enseñanzas de los magharians, y en los escritos filónicos. En Ef 1,20 se dice que Jesús fue resucitado y sentado a su derecha en los cielos, lo mismo que hemos leído tantas veces respecto al Joven. El trasfondo son los dos tronos de Dn 7. Para más detalles: The Mystery of God, p. 576-577; 593.
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