El martirio del Justo, la resurrección, y la venganza de Dios


En esta entrada seguiremos profundizando en la relación que existe entre el justo, el martirio, la resurrección y el escatón. Personalmente creo que es muy importante comprender cómo estos conceptos no sólo se relacionan, sino que van constituyendo la base de experiencias religiosas visionarias que están en el origen del cristianismo.

De acuerdo a Lc 23,47 cuando el centurión vio lo que había acontecido en la cruz exclamó glorificando a Dios: Verdaderamente este hombre era justo (dikaios). Este reconocimiento de Jesús como justo (y no como inocente como traducen algunas versiones) tiene que ver también con Lc 23,46 cuando Jesús recita el Sal 31, el del sufrimiento del justo, y en general con Lc 23, 34b-38 donde se hace uso del Sal 22 y Sab 2,18. El que se haga mención de Jesús como justo en la pasión es importante porque se relaciona con su cualidad de mártir. De hecho, Lucas 22-23, a través de varios elementos literarios, presenta la pasión de Jesús como martirio. Primero, el conflicto que se manifiesta en la batalla que el mártir, y Dios de su parte, entabla contra sátanas y las tinieblas (Martirio de Isaías 4,11-12; Dn 3,25; 3Mac 6,18; Lc 22, 3.39-45. 53). Segundo, se enfatiza la inocencia del mártir (Dn 6,4-5; 3Mac 3,1-10; Lc 23,4. 14-15. 22). Tercero, el rol que juegan los espectadores generalmente haciendo burlas del mártir (Martirio de Isaías 5,1-11; 3Mac 5,24; Lc 23,35-39.48). Cuarto, la postura ejemplar y edificante del mártir atestiguada en todo el relato de la pasión de Lucas.

Por lo tanto, una aproximación plausible del relato de la pasión en Lucas, es a través de la figura de Jesús como justo y mártir. Esto, como hemos visto en otras entradas, tiene una gran importancia para entender el desarrollo del cristianismo primitivo. Existen algunos textos, más o menos contemporáneos a los evangelios, que explican cómo Dios aprecia el sacrificio de una figura intermediaria para llevar a cabo la salvación de la humanidad. El Testamento de Moisés describe varios acontecimientos que coinciden con lo sucedido después de la muerte de Herodes el Grande y de las represalias llevadas a cabo por el general romanoVarus especialmente en contra del Templo. Según el autor de este texto, estas descripciones coinciden con el tiempo inmediatamente anterior a la redención definitiva de Dios: después que esto suceda, esta era vendrá rápidamente a su fin (7,1). Al respecto, Moisés le dice a Josúe que un lévita llamado Taxo va a aparecer en este tiempo de persecución y le dirá a sus siete hijos luego de ayunar tres días: ¡vamos a una cueva que se encuentra en el campo abierto, y muramos allí antes que dejar de cumplir uno sólo de los mandamientos del Señor de los señores, el Dios de nuestros padres, porque si nosotros morimos nuestra sangre va a ser vengada delante de Dios (9,6-7). Este tipo de martirio también esta descrito en textos como 1 o 2 Mac, y Ant 14,429-30 (Josefo). La novedad introducida por el TestMs, sin embargo, es la de combinar la figura del mártir con aquel que intercede por el pueblo en medio de un tiempo de crisis como lo hace Moisés por ejemplo en 4Q 504 1-2, II, 7-11. Taxo se presenta así como el inocente levita, que como Moisés, expía los pecados del pueblo pero a través de su martirio. Lo importante es señalar cómo se produce la redención a través del martirio. La redención ocurre por las consecuencias que tiene el martirio del justo en Dios. Esto porque el martirio del inocente provoca la ira y la venganza divina que, de acuerdo a este texto, se manifiesta con la aparición de otra figura sacerdotal, esta vez de naturaleza angélical, el nuncio: entonces las manos del nuncio, quien está en los cielos, se van a completar, y los va a vengar (a los hijos de Taxo) de sus enemigos (10,2). En general, el martirio del justo ha provocado la respuesta de Dios, esto es su venganza que ha precipitado el desenlace final de la historia con la derrota de Satanás y el fin de esta era. Para más detalles:Taxo's Martyrdom and the Role of the Nuntius in the "Testament of Moses": Implications for Understanding the Role of Other Intermediary Figures ; Kenneth Atkinson Source: Journal of Biblical Literature, Vol. 125, No. 3 (Fall, 2006), pp. 453-476

Las comunidades cristianas también entendieron que el maritirio del justo Jesús no sólo había expiado los pecados del mundo, sino que también había desencadenado los acontecimientos finales de la historia. Sin embargo, esta manera de entender el martirio de Jesús se debe relacionar además con la transformación del justo como hemos estudiado en las entradas que tienen que ver con el martirio (y aquí); y con la resurrección. Esta última implicaba también la transformación de Jesús en el Hijo del Hombre tal como lo atestigua Esteban, el proto-mártir, cuando tiene una visión justo antes de morir: He visto al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios (Hch 7,56). Lo que está en el fondo es la visión escatológica de Daniel quien ve a Dios como el Anciano de los días sentado en el Trono, al estilo de la Mercabá, y al Hijo del Hombre en su presencia (Dn 7, 9-13). Todo esto anunciando los acontecimientos finales de la Historia porque implicaba la victoria sobre las cuatro Bestias que han luchado contra los santos (7,18.21). Jesús, el santo y justo por antonomasía, se ha convertido en el Hijo del Hombre, y ha desencadenado, con su muerte, la victoria definitiva de Dios. Ahora bien, Jesús como el justo y mártir transformado se presentará como modelo para el ideal de la vida cristiana.

Efectivamente, la relación del martirio del justo con la resurrección se constituyó, además, en una fuente de inspiración religiosa para las primeras comunidades cristianas. Por ejemplo, el cristiano creía que podría tener, quizás al modo de Esteban, una visión de Jesús en el momento de su muerte (Flp 1,23); el cristiano, como el mártir, se siente luchando contra las fuerzas de Sátanas (Ef 6,11-13; Ap 12,17; 1Ped, 5,8). El Pastor de Hermas promete que el lugar de la derecha del Santo pertenece a aquellos que han sufrido por el nombre (2,4), una situación muy parecida a la de Estebán en Hch 7 y a la de Juan en Ap 3,21. Para más detalles: Jesus, the Merkavah, and Martyrdom in Early Christian Tradition ; Phillip B. Munoa III Source: Journal of Biblical Literature, Vol. 121, No. 2 (Summer, 2002), pp. 303-325.
Y todavía hay tanto que apuntar sobre la relación entre el martirio del justo y sus consecuencias...

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