La muerte y exaltación del Hijo del Hombre (II)


En Lc 9,58 Jesús le responde a un potencial seguidor: las zorras tienen guaridas y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza (paralelo en Mt 8,20). El contexto de este dicho es el del profeta de Israel, y sus seguidores, rechazado por el pueblo y las autoridades como se ve en la versión de los LXX de Sir 36,27 y especialmente el libro de Daniel 7. Jesús, como Hijo del Hombre, se ve perseguido por las autoridades políticas representadas por la figura del zorro en clara acepción a Hérodes. Efectivamente en Lc 13,32 Jesús desafía abiertamente a Hérodes tildándolo de zorra, cuestionando su legitimidad en el poder y seguramente criticando la difícil situación económica en Galilea. Cuando Jesús dice que las zorras tienen guaridas lo que está haciendo es comparar la situación del poderoso Tetrarca con la del Hijo del Hombre (personal y colectivo). La crítica contra el poder político y su opulencia también está presente en las referencias que hace Jesús respecto a la predicación de Juan Bautista:¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? Pero los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están (Lc 7,25). Esta sentencia, de nuevo, contrasta la opulencia del rey y la suerte del profeta. En general, Jesús, como el Hijo del Hombre, también sufre la oposición de las autoridades. Es humilde y encuentra fuerza en medio de su humillación. Lo que está detrás no es sólo el Salmo 8,4, pero especialmente Daniel 7 donde se describe las humillaciones y tribulaciones sufridas por los santos quienes son colectivamente reinvindicados por la exaltada figura del Hijo del Hombre (Dn 12). Persecución, muerte y exaltación son las claves para entender a Jesús, y a su colectivo, como Hijo del Hombre.

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